Es innegable, como a pesar de algún tiempo,
nada ha podido desterrarte de mí.
Ni el infame tiempo y sus macabros segundos,
han logrado tal hazaña.
Ni la luz dorada, que promete otros despertares,
han alcanzado a difuminarte de mi mente.
Qué decir de pensar en otros cuerpos,
lo cual refleja la aguda añoranza que tengo de tí.
Mucho menos esta ventisca gélida,
que quisiese arrasar con el más mínimo rastro tuyo.
Por esta razón vuelvo a decirme que;
Es innegable, como a pesar de algún tiempo,
nada a podido desterrarme de mí.
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